A Ilsa Lund le gusta Harry Potter...

A Put 1 le gusta Harry Potter, yo… yo odio los cumpleaños.

Me molesta que la gente cumpla años, y no es un sentimiento irracional.

Primero, porque la mayoría de las fechas no se graban en mi cabeza, y muchas de ellas fueron olvidadas por mí, llevando al festejante a pensar que no me importa su persona, o incluso que es algún tipo de venganza por ofensas previas (siempre hay alguna ofensa previa a un cumpleaños en cualquier relación).

El segundo motivo es que SI me acuerdo de los cumpleaños de la gente que ya no está en mi vida por x razón (ok, pibes que me rechazaron y algún que otro amigo que me cagó, que se yo), y tengo ganas de saludarlos, pero no puedo porque tengo que fingir superación (o en el common language: hacerme la canchera y la "no-te-saludo-porque-no-significas-nada-para-mi-y-ni- siquiera-sabía-que-era-tu-cumpleaños-porque-estaba-ocupada
-saliendo-con-otra-gente-y-quiero-decirte-que-siempre-me-
pareciste-gay-y-que-no-eras-tan-divertido-y-yo-me-reía-por-
lástima”).

Por último, nunca disfruté mis cumpleaños. La idea de haber pasado un año más que sigue el designio (macabro) del destino que me muestra lo idiota que soy, y lo idiota que puedo ser no es atractiva. Incluso el típico balance que lleva a hacer un racconto de las cagadas que te mandaste, está lejos de tener un gramo de humor escatológico. “Y si me mandé estas cagadas con lo poco que viví, las que me voy a mandar…”. Ese pensamiento tampoco pinta un panorama muy simpático, sobretodo por el olor potencial.

Así que acá estoy, saludando gente por su cumpleaños de la que me acuerdo porque me avisaron (y anoté en mi agenda), y pensando en que soy la gata Flora de los cumpleaños.

(Johnson, perro que capta (y reproduce) mis reacciones cuando me entero de que alguien cumple años)