viernes, 28 de mayo de 2010

26 años (¿no es nada?)

Se acercan mis 26 años de existencia y ameritan una breve reflexión.
Al cumplir 26, estás de manera inexorable más cerca de los 30 que de los 20, y eso es una verdad absoluta en cualquier país y cultura. No importa cuánto dinero tengas, no podes comprar el tiempo pasado; dicho animal no regresa a su cueva.
Por lo tanto, apenas entrando a los 26 años, te ves obligado a pensar en tus 3o. Una lo-cu-ra! Esto sólo se explica en el contexto de paranoia de los jóvenes de hoy, que no saben vivir sino todas las épocas en forma simultánea, que no pueden vivir el hoy si no les cierra el mañana, que no pueden disfrutar la luz del sol si avizoran una tormenta en el horizonte.
Un remedio legítimo a recurrir puede ser juntarte mucho con gente más grande para sentirte joven, como los tipos de 40 que se comen una minita de 20. A ver, sirve por un tiempo, pero las dosis se vuelven cada vez menos efectivas, y al final del día hay que aceptar la realidad: nos vamos poniendo viejos.
Sin embargo, el problema no es envejecer, sino qué estamos haciendo con el tiempo que nos lleva al mundo de las arrugas y a la condición de tener más recuerdos que porvenir.
Nuevamente, el problema es qué estamos haciendo con el tiempo que se nos escapa. El tema no es retenerlo, sino vivirlo, y ésto es lo más difícil. Por eso hay tanta crema antiarruga, porque es más fácil aplicarla cada noche que vivir la vida como corresponde.
Gieco dice "si un año más pasó, la vida es más corta; si nadie sacude al tiempo, ni un intento queda en vos". Esta frase me pone la piel de gallina. Ahora, la vida siempre es más corta, la vida siempre tuvo la misma duración para cada uno, entonces ¿por qué desesperarnos cuando nos ponemos en perspectiva y vemos the whole picture?
Desde un ángulo determinado, nos desesperamos; si cambiamos el ángulo, somos los dioses de nuestra vida. ¿Cómo hacemos las paces con nuestra edad? ¿Qué tenemos que hacer para no sufrir cada cumpleaños? Yo no me quiero replantear más mi vida, quiero cumplir años, ponerme en pedo y que me den muchos regalos y besos.
Y basta de que todo lo que uno hace o deja de hacer se mide en función de su edad. Desde hoy mi edad ya no corre. Es más, decreto que cumplo 5 años, sí, el martes 8 de junio voy a cumplir 5 años. Me están explotando, porque laburo más de ocho horas diarias, me están obligando a votar a políticos que no entiendo, me están obligando a mantenerme por mis propios medios (mis padres debieran ser demandados). Soy una nena de 5 años que tiñó el pelo, que se puso en pedo, se fue de viaje sola, se recibió, lee en más de un idioma, lee y conjuga verbos, en fin, una niña que vivió más que muchos infantes, soy una grosa. Me amo!

Ahora sí, con ese espíritu recibo mis 26 años.
B